Por qué los Millennials ya no son tan atractivos para los medios.

El estereotipo Millennial va perdiendo interés para los medios.
El estereotipo Millennial va perdiendo interés para los medios.

¿Qué está pasando con el estereotipo Millennial? ¿Por qué ya no tiene tanto interés para los medios de comunicación, ni para los congresos…?

¿Qué ha cambiado?

Vamos a verlo.

El producto comercial Millennial como instrumento de venta.

Ya hemos hablado de los Millennials en varias ocasiones, intentando explicar que lo que se ha construido a su alrededor es un estereotipo, un producto.

Puedes echar un vistazo a otros artículos en los que hablo, precisamente, de cómo se distingue este estereotipo, y también de cómo se pasó de un estereotipo (Ni-ni) a otro (Millennial) con la misma materia prima.

Se ha configurado alrededor de una generación de personas, las nacidas entre 1980 y 2000, y se les ha asignado un conjunto de características, muchas de ellas inventadas, para crear una idea común de que había algo así como un nuevo gen que lo iba a cambiar todo.

De hecho, si eres de esa generación, seguramente habrás visto cómo se te asignaban características que probablemente no tenían nada que ver contigo, individualmente, simplemente por homogeneizarte con el resto de los GenY.

Cuando esta generación era joven, al igual que ha pasado con otras, fue criticada y se le asignó el sobrenombre de «generación Ni-ni», en referencia a «ni estudia, ni trabaja», tachándolos de ignorantes, vagos, etc.

Sin embargo, cuando llegaron a la edad de tener relevancia en el mundo laboral, entonces se vio una oportunidad comercial enorme, cambiando esas críticas iniciales por otro estereotipo, absolutamente opuesto, cambiando el sobrenombre a «millennial», y mostrándolos como la generación más inteligente de la historia de la Humanidad, la más preparada, etc.

 

¿Por qué crear el estereotipo millennial para vender?

Porque se vendió como motor de exigencia de cambio.

Se llegó a las empresas y se les dijo que había un cambio de paradigma: a partir de ahora, serán las empresas quienes compitan por convencer a los posibles candidatos para que trabajen en sus plantillas.

Se les dijo que la nueva generación tenía una preparación sin parangón con ninguna otra, y que el mundo había cambiado.

Por su parte, a los propios millennials se les dijo que las empresas iban a competir por convencerles de que trabajasen en sus plantillas, que habría fila esperándoles para contratarles.

Entre todo esto, se dijo a todos que el sueldo no les importaba.

Esto generaba cambios, y negocio.

Haz memoria y piensa en cuántos artículos has leído acerca de la necesidad de cambiar las oficinas, el transporte, etc., porque si no se hacía, a los millennials no les iba a gustar, y se iba a escapar el talento a otros sitios.

 

La confusión acerca de las preferencias laborales de los millennials.

Una de las novedades que traía la llegada de la generación millennial al mundo laboral era su orden de prioridades, fundamentalmente porque se dijo que el dinero no estaba entre las primeras de la lista.

Sí, se dijo que a los millennials, para convencerles de que trabajasen en una empresa, no había que ofrecerles un buen sueldo, porque no era algo que les importase, sino otras cosas que, en conjunto, vinieron a denominarse «salario emocional» (puedes echar un ojo a mi artículo acerca de la validez de cambiar de trabajo por el sueldo).

Lo habrás visto por todas partes. A los millennials no les interesa ganar mucho dinero, sino salir pronto del trabajo, tener libertad de horarios, que el catering de la empresa sea saludable, tener un aparcamiento de bicicletas en la oficina, etc.

Como las modas acaban por crear recetas universales, piensa en cuántas oficinas has visto que han incorporado a sus instalaciones un futbolín o una sala de juegos (y también haz memoria, a ver si recuerdas haber visto a alguien usándola en el horario laboral, a la vista de sus jefes).

 

Imágenes inspiradoras por doquier de nuevas formas de vida.

Lo habrás visto hasta en los anuncios publicitarios, donde se te muestra a una persona joven montando en monopatín y te superponen un rótulo diciendo que es el/la CEO de una gran compañía.

Es difícil encontrar imágenes inspiradoras de este estereotipo en las que se vea a las personas trabajando con esfuerzo, incluso es difícil que se vea a alguien que no sea un/a CEO, porque te llevan a identificar millennial con CEO.

Se muestra esa imagen de alguien que ha creado una compañía de la noche a la mañana, y como es muy inteligente la ha convertido en tiempo record en una gran empresa que factura millones de euros o de dólares, y todo ello mientras monta en monopatín o hace surf en alguna playa, porque tiene unos auriculares y un teléfono móvil, y es todo lo que necesita.

 

Pero llega la realidad y ya no interesa tanto.

Suelo decir que el truco comercial ha estado en asignar a una generación una serie de características que son propias del momento vital de cada uno, y no de su fecha de nacimiento.

Me explicaré.

Decían que a los millennials no les importaba el sueldo, sino que querían salir pronto del trabajo para irse a montar en monopatín (según la publicidad) o a surfear, o a jugar con videojuegos (si no, a crearlos, porque el estereotipo millennial lleva implícito ser genios de la tecnología).

Y se ha aplicado a todo.

Por ejemplo, en países como España, donde viene siendo común comprar la vivienda en la que se quiere vivir, es necesario pasar por el banco y solicitar un préstamo hipotecario para pagar esa vivienda.

Cuando llegó la crisis económica y los bancos denegaban las hipotecas a todo el que las pedía, los medios dijeron que la generación millennial prefería vivir de alquiler.

En definitiva, lo que ocurría es que había una generación de PERSONAS que se unía al mundo laboral, y que todavía no tenía compromisos de gastos económicos: vivían con sus padres, no tenían hipoteca, etc.

Pero ha pasado el tiempo y esas mismas personas han ido adquiriendo esos compromisos económicos, al igual que hicieron las generaciones que les han precedido.

Los mismos millennials que hace unos años no necesitaban un gran sueldo porque se podían gastar lo que ganaban (aunque fuera poco) en viajar todos los meses o en el último modelo de teléfono móvil (nuevo símbolo de estatus), ahora ya no son tan jóvenes y tienen que pagar hipoteca, electricidad, agua, combustible, la compra de la alimentación… y si ya han tenido hijos, pues todo lo relativo a ellos.

Un/a millennial nacido en 1980, en 2017 tiene ya 37 años, y todo esto puede estar ya llegando a su vida (no era así cuando tenía 20 años, por lo general).

La consecuencia es que los millennials ya van cambiando esas preferencias laborales (en muchos casos, inventadas) que decíamos antes, por tener un sueldo suficiente para cubrir los gastos económicos que han ido adquiriendo.

Es decir: lo mismo que las generaciones anteriores.

Se acabó la disrupción.

 

¿Entonces, qué pasa con el estereotipo, se ha acabado?

Vaya, resulta que tanto vender la idea de que si has nacido entre 1980 y 2000 eres de una determinada manera (como si de horóscopos se tratase), y ha llegado un momento en el que te estás pareciendo ya demasiado a las generaciones anteriores.

Todavía es pronto para que el estereotipo millennial se agote, porque todavía hay personas de la Generación Y (otra manera de llamarlos) que están empezando en el mundo laboral y tienen la situación que tenían los primeros millennials 15 ó 20 años antes.

Sin embargo, cada vez se necesita correr más, y si se ve que algo no va a dar más de sí, se tarda poco en buscar sustitución.

La Generación Z: los centennials, sustituyen a los millennials en los medios.

Los últimos millennials ya llegan cuando se ha hablado mucho de ese estereotipo, y ya no tiene tanto tirón publicitario ni comercial como antes.

Así que, directamente, se va hablando ya en los medios de la siguiente generación, los Centennials, que están ya cerca de entrar en el mundo laboral, aunque todavía no lo hayan hecho de lleno, ya que los primeros centennials nacieron en el año 2001, y estamos empezando ahora el 2018.

Pero el argumento comercial se repite.

Ahora ya la Generación Y va pasando a verse como algo arcaico, y va recibiendo poco a poco el tratamiento que se dio a la Generación X (efectivamente, es la anterior a la Generación Y) cuando el estereotipo millennial estaba en su apogeo.

Sin embargo, ya te dicen que viene la Generación Z, y que va a ser de una determinada manera.

 

Conclusiones:

Etiquetar a las personas simplemente por un intervalo de fechas en las que vinieron al mundo no es un argumento sólido.

No todos los Generación X son iguales, ni todos los Generación Y son iguales.

Son PERSONAS.

Cuando la Generación Y ha llegado a una cierta situación en la que, por desarrollo vital, tiene prioridades que son menos espectaculares que las que tenían antes de tener obligaciones, el atractivo publicitario ha disminuido, y se les está ya buscando un sustituto: los centennials.

Sin embargo, repito, se trata de PERSONAS.

Si no miras con tus propios ojos, y te vas dejando llevar por estos estereotipos (que tienen una base comercial, como te he explicado), puedes llevarte a engaño.

Si no contrataste a esa persona porque era de 1978 (GenX) y tú buscabas millennials, tal vez dejaste escapar talento.

Si no contrataste a esa persona porque era millennial y habías leído por ahí que no se comprometen con las empresas en las que trabajan, tal vez dejaste escapar talento.

Analiza tú, y usa tu capacidad de observación.

Un saludo.

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