Dejaste tu trabajo por dinero ¿Es que eso no vale?

Parece que el dinero no vale como motivo para cambiar de trabajo.

Parece que el dinero no vale como motivo para cambiar de trabajo.

Hablar de dinero en el trabajo está mal visto.

¿Has hecho algo mal si has cambiado de trabajo porque te van a pagar más?

 

Parece que debas avergonzarte si cambias de trabajo por motivos económicos.

Cuando se habla de empleo, se suelen tratar temas tales como la ilusión, el estar ocupado/a, el sentirse útil, el sentirse parte de un equipo, la visión, los valores, el salario emocional, la flexibilidad, el reconocimiento…

Pero se suele descartar hablar de sueldo.

Se trata de una especie de mensaje subliminal (o no tan subliminal) que te llega desde todos los ángulos posibles.

Te aconsejarán que cambies de empleo para salir de tu zona de confort, o para dedicarte a lo que te gusta, o para tener un mejor horario…

Pero si le dices a alguien que te has ido de una empresa a otra porque te pagan más, puedes encontrarte con que te miren mal, te tachen de «pesetero/a» (expresión que se utilizaba en España cuando la moneda era la peseta, para referirse a personas a las que solo les mueve el dinero, y que tienen un cierto carácter tacaño).

No me refiero a tus amigos, que te conocen bien y seguramente conocerán las variables y circunstancias de tu vida, sino a aquellos a quienes les gusta opinar acerca de los demás, sin tener en cuenta todo lo que tus amigos sí tienen.

 

El salario emocional y el estereotipo Millennial.

De un tiempo a esta parte se ha desarrollado mucho el concepto de «salario emocional».

Efectivamente, en un puesto de trabajo no todo es el sueldo, hay más variables.

Puede ser que tengas un horario que te permita conciliar mejor tu vida laboral con la personal, puede ser que te permitan elegir algunos de tus días libres, puede ser que la oficina disponga de instalaciones o servicios que te hagan la vida más fácil (guardería, gimnasio, lavandería…).

Todo ello forma parte de ese salario emocional, que podríamos entender como algo que te pagan en forma de mejor calidad de vida, y no en dinero.

La generación de personas nacidas entre 1980 y 2000, conocida como «Generación Y» o «Millennials», ha recibido este mensaje de manera incesante desde antes de incorporarse al mundo laboral.

Verás que es muy habitual que en cualquier parte (artículos, anuncios publicitarios, etc., ) te digan que los Millennials no trabajan por dinero, que valoran otras cosas.

Es más, el mensaje es también hacia las empresas, a las que se les dice que si quieren atraer el mejor talento no lo tienen que hacer pagando un gran sueldo a esos empleados «talentosos», sino que han de convencerlos mediante otros conceptos, como el salario emocional o el «wellbeing» en la oficina, dando más flexibilidad horaria, teniendo oficinas muy a la moda, usando muchos dispositivos electrónicos, cambiando las máquinas de vending de bollería industrial por ensaladas…

Porque el estereotipo es completo, y se pide a las empresas que, ya que están intentando atraer al mejor talento, y el mejor talento lo ejemplifican con un estereotipo de persona que hace deporte a diario, habla muchos idiomas, come muy saludablemente, de desplaza en bicicleta, está muy concienciado con la ecología y el reciclaje, habla muchos idiomas, y como nació cuando ya se habían inventado los ordenadores, sabe mucho de tecnología.

 

Las becas, los becarios.

Hagamos este breve alto en el camino para mencionar a los becarios, a los que se les dice que el premio es trabajar, y por lo tanto no necesitan cobrar.

Ya la Generación X (la anterior a los Millennials), llegó al mundo laboral mediante becas, y después esos conceptos de «no cobras, pero estás obteniendo experiencia, estás construyendo tu curriculum…» se ha ido manteniendo en el tiempo, y cuando dejan de ser becarios, se encuentran con el mismo argumento en su puesto de trabajo.

 

Tu empresa sí que te despide por dinero.

¿Alguna vez te han dicho en el trabajo algo así como que si no te portas bien, hay muchos haciendo fila para trabajar en tu puesto y por menos dinero?

Si es así, no eres un caso raro. Es muy habitual, a pesar de lo que leas en redes sociales o veas en la televisión.

Lo más habitual es que cuando la empresa despide a un empleado no lo haga porque ya no tenga un aura positiva en el trabajo ni haya dejado de generar «buen rollo», sino que le pongan sobre la mesa motivos de rendimiento, de dinero.

También es bastante frecuente que las empresas, a pesar de lo que leas en las redes sociales y veas en la televisión, ante una reducción de plantilla, elijan a aquellos a los que les sale más barato despedir, que suelen ser los que están con contrato temporal o los que llevan menos tiempo en la empresa.

En sentido contrario, también es probable que conozcas casos de personas que llevan trabajando muchos años en la empresa, y ahí siguen viendo cómo despiden a compañeros con mejor desempeño, simplemente porque a la empresa le resultaría costoso despedirlo/a en términos de indemnización económica.

 

¿Cuáles son tus gastos? ¿Cómo los pagas?

Las características del salario y de los gastos suelen tener una estrecha relación.

Normalmente, van siendo mayores según va pasando el tiempo.

Tal vez los más jóvenes no tienen aún gastos relativos a vivienda (alquiler, hipoteca), ni siquiera gastos corrientes (alimentación, energía, agua), y por tanto, aunque su sueldo económico (el de verdad) sea bajo, todavía pueden permitirse viajar, o tener un estilo de vida más acorde con lo que se ve en las redes sociales y en la televisión.

Pero, con el paso del tiempo, es muy probable que aparezcan los gastos de vivienda, los gastos corrientes, y también gastos familiares, según vayan teniendo hijos.

Y todos esos gastos ¿con qué tipo de sueldo se cubren?

¿Con sueldo emocional, o con dinero?

Es bastante directo entender que el argumento del salario emocional, si no es un añadido a un salario monetario, no es válido para el talento, sino para aquellos que no tengan cargas económicas.

No sirve de nada salir pronto del trabajo si a fin de mes no puedes pagar la hipoteca, o si tienes que ayunar, y no precisamente por moda o por convencimiento.

 

¿Te parece obvio?

Si todo lo que hemos comentado hasta ahora te parece obvio, ¿por qué te vas a avergonzar si te cambias de trabajo por dinero?

Los mismos Millennials que en 2005 tenían 20 años (nacido en 1985, por ejemplo), vivían con sus padres, no tenían obligaciones económicas y trabajaban a cambio de desarrollo y de visión de futuro, en 2020 tendrán 35 años, probablemente ya tengan una hipoteca (o un alquiler) que pagar a un banco cada mes, tendrán una factura de la compañía eléctrica que pagar cada mes… puede que incluso tengan hijos que mantener: gastos que se pagan con dinero, y ya no les vale trabajar por un salario económico insuficiente, por muy Millennial que siga siendo (porque su fecha de nacimiento es la misma).

Es probable que, llegado ese punto, se tache a los Millennials de arcaicos y se diga que la nueva generación (la Generación Z) es la que tiene valores y visión.

Sin embargo, lo obvio es lo obvio, y si te cambias de trabajo porque en otra empresa te pagan más, y sobre todo si en tu empresa actual te resulta excesivamente bajo y no llegas a fin de mes ¿de qué tienes que avergonzarte?

 

Conclusión:

Hay muchos motivos por los que cambiar de trabajo, y también tienen cabida los motivos económicos.

Si tu medio de subsistencia es tu empleo, no hay nada de indigno en buscar que tu salario vaya creciendo.

No significa que sea lo único importante, pero si no llega a un mínimo que te permita vivir, te va a ser muy complicado valorar otras cosas.

Si la empresa realmente piensa que eres de valor, el sueldo es un instrumento de primer orden para la retención del talento, porque lo demuestra con hechos.

Si has decidido cambiar de trabajo por el sueldo, ha sido tu decisión, y no tienes que avergonzarte, ni nadie tiene por qué mirarte mal.

Espero que este artículo te haya resultado útil.

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Muchas gracias.

 

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