
Se habla mucho de los hábitos que tiene la «gente exitosa», y cada día recibes recomendaciones para que imites esos hábitos, ya que se les asigna un papel primordial en el éxito de esas personas.
Pero debes tener cuidado con tu actitud hacia esto, porque puede convertirse en una fuente de estrés que no te ayude en nada.
La asignación de «causa-efecto» de los hábitos y los éxitos.
Como ya hemos mencionado en alguna ocasión, es muy importante entender que hay veces en las que la relación causa-efecto que se establece para explicar el éxito de algunas personas tiene una base muy poco defendible, confundiendo la causa con la anécdota.
Por tanto, lo primero que debes contemplar antes de ponerte a imitar la vida que te cuentan de otras personas es si tiene algún tipo de lógica el razonamiento que te expliquen.
Piénsalo en tu propio caso.
Piensa en cualquier éxito que hayas tenido, en el ámbito que sea, y piensa también en alguna cosa que hagas que no tenga nada que ver con ese éxito.
Ahora imagina que alguien se pone a imitarte en eso que no tiene nada que ver con tu éxito para llegar lograrlo también.
Por ejemplo, piensa que has conseguido completar 100 flexiones seguidas, y que, por otra parte, cada día escribes un verso en un papel.
Ahora imagina que alguien también quiere llegar a completar 100 flexiones seguidas, sabe que tú lo has conseguido, y entonces se propone imitar tus hábitos, y cada día escribe un verso en un papel.
¿Crees que llegará a su meta?
Pues eso es lo primero que hay que evaluar.
Si implantar un hábito te genera estrés, revísalo.
Recuerdo haber visto chistes que se configuraban haciendo recopilatorios de recomendaciones.
Por ejemplo, te componían un chiste juntando todas las recomendaciones alimenticias que circulaban por las redes, donde te decían que cada día había que comer un mínimo de esto, por lo menos tantas piezas de esto otro, etc., y te mostraban qué ocurriría si quisieras hacer caso de todo ello: una cantidad imposible de ingerir cada día.
Con los hábitos de productividad puede pasar lo mismo.
Si intentas hacer caso a todos los hábitos que les funcionan a las personas a las que quieres imitar puedes estresarte bastante porque puede que ni siquiera sea factible.
La implantación de hábitos debe ayudarte, no estresarte.
Los hábitos de productividad han de servirte para ir a mejor, y o ser un objetivo en sí.
Con esto quiero decirte que si tu preocupación principal es cumplir inexorablemente con tus hábitos productivos, estás dejando de lado tu foco principal de incrementar tu Productividad.
Esos hábitos han de ser tu medio, tu herramienta para llegar a lo que quieres, que es el resultado.
Si quieres llegar a completar 100 flexiones seguidas, seguramente deberás ir trabajando tu forma física de manera habitual, y para ello tendrás el hábito de dedicarle un cierto tiempo a ejercitarte.
Pero si resulta que lo tienes difícil para ponerte con ello por las mañanas, tal vez debas hacerlo a otra hora, y no empeñarte en que tenga que ser por las mañanas porque otra persona que ha llegado al objetivo se haya entrenado por las mañanas.
Es cierto que para convertir una intención en un hábito hay que tomárselo en serio y mantener la rutina hasta que se convierta en algo automático para ti (entonces es un hábito), pero no debes llegar a que mantener el hábito sea motivo de estrés y de malestar para ti.
Hablaremos más de estas cosas.