Hay muchos tipos de trabajo que se pueden hacer de manera deslocalizada.
Estoy escribiendo esto en 2017, y existe hoy tecnología que permiten trabajar desde «cualquier parte», pudiéndose así cambiar el paradigma del presencialismo, tan imperante en la cultura empresarial.
Me refiero a la realidad, no a lo que leemos en artículos y redes sociales, donde parece que eso de entrar a una hora en la oficina y tener que permanecer una serie de horas cada día sea cosa del pasado.
No lo es, aunque en muchos casos debería serlo.
La tecnología, está.
Efectivamente, hay muchos puestos de trabajo que conllevan una actividad en la oficina consistente en el manejo de un ordenador y en llamadas telefónicas, como medio para desarrollar la actividad que sea, en cada caso.
Rápidamente nos damos cuenta de que ir a un lugar concreto, como una oficina, para hablar por teléfono o usar un ordenador, puede ser un tanto innecesario, pues puedes hablar por teléfono con un móvil desde cualquier parte, y puedes usar un ordenador portátil (o una tablet, o incluso el propio teléfono móvil permite hacer muchas cosas más que hablar), desde muchos otros lugares que no sean la oficina.
Puedes leer, si quieres, alguno de los artículos que he escrito para el blog Los Tiempos Rápidos acerca de este tema en concreto, como pueda ser «Prólogo al trabajo flexible«, que escribí en 2012, para que veas que no es un tema nuevo.
Damos por supuesto que hay electricidad y cobertura.
Repito que escribo esto en 2017.
Damos por hecho que el suministro eléctrico y la cobertura para el teléfono, tanto en llamadas de voz como en datos, son cosas que vamos a tener disponibles en todas partes.
Pues… no lo des tanto por hecho.
Compruébalo antes de basar tu actividad en ello.
La cobertura es difícil de predecir.
¿Has visto alguna vez esas imágenes evocadoras que hablan de trabajar desde cualquier parte en la que se puede ver una persona en una playa, trabajando desde su ordenador portátil en un entorno bastante más agradable que una oficina (una playa)?
Sí.
Se puede hacer.
Yo, personalmente, lo he hecho.
Y no solo desde una playa (cercana, por cierto), sino también desde lugares poco convencionales, en sitios montañosos…
Y he podido hacerlo porque, entre otras cosas, en esa playa (o en el lugar que fuera), tenía a mi disposición un dispositivo electrónico con batería suficiente, y había cobertura para la transmisión de datos y para poder llamar por teléfono y hablar.
Hablo de una playa del litoral español, ignoro completamente la situación en otros sitios, que podrá ser peor o mucho mejor: simplemente no lo sé.
Sin embargo, también trabajo desde oficinas que no están en grandes ciudades, pero sí en núcleos urbanos, y me encuentro con que en bastantes de estos lugares no hay cobertura para el teléfono móvil.
No solo eso, sino que la conexión posible a Internet (por cable) dista mucho, muchísimo, de los estándares en las grandes ciudades, tanto en capacidad de caudal de datos a transmitir, como en continuidad de servicio.
Sí estoy diciendo que, fuera de las grandes ciudades, puede ser que en lugares como una playa tengas cobertura para datos, y que en núcleos urbanos no tengas ni cobertura para el móvil, ni un acceso a Internet fiable en su funcionamiento.
Por eso te digo que no es tan directo hacer una predicción en este sentido, y que hay que comprobarlo.
Los cortes de suministro eléctrico.
Repito que estoy escribiendo esto en 2017.
He podido comprobar cómo la continuidad del suministro eléctrico en núcleos urbanos fuera de las grandes ciudades no se puede dar por supuesto.
De hecho, hay sitios (no creas, no te hablo de aldeas perdidas en la montaña, a cientos de kilómetros del siguiente punto habitado) donde los cortes de suministro eléctrico son muy frecuentes, aunque no sean de larga duración.
Y la carencia de energía eléctrica afecta a muchas cosas.
Por ejemplo, puedes estar pensando que tú trabajas con un portátil, y como el portátil tiene su propia batería, el corte de suministro eléctrico no te afecta demasiado.
Cuando se corta el suministro eléctrico, el router de tu oficina se apaga, y de quedas, como mínimo, sin conexión a Internet.
Si tu trabajo es en remoto, y trabajas vía Web con bases de datos, o directamente el software que usas está en la nube, puedes encontrarte con que, sí, tu ordenador portátil está encendido, pero no puedes trabajar porque no tienes conexión a Internet.
Las instalaciones de tu «oficina en remoto».
Si la actividad de tu oficina depende de una conectividad permanente, debes entender que tienes que poner de tu parte para no quedarte colgado en el momento más inoportuno.
Sin entrar mucho en detalle aquí, debes saber que existen unos Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI), que constan, entre otras cosas, de unas baterías que te permiten que un corte de suministro eléctrico no te suponga parar de inmediato (ni de mala manera).
Puedes ver alguno de los artículos que he escrito para el blog Los Tiempos Rápidos acerca de esto, como pueda ser «¿Qué se usa en la oficina, SAI o gruo electrógeno?«.
Si trabajas con ordenador portátil (que podríamos decir que lleva su propio SAI incorporado), un pequeño SAI conectado al router de tu oficina hará que esos cortes de suministro eléctrico de pocos minutos (o no tan pocos, dependiendo del SAI) no te obliguen a parar.
De esta manera, los ordenadores portátiles siguen funcionando y sigues teniendo conexión a Internet, pues durante el corte de suministro eléctrico el router seguirá funcionando mientras el SAI tenga batería suficiente.
No te estoy hablando de un coste enorme, pero tal vez debas considerarlo.
La oficina en remoto tiene interés si no está en la gran ciudad.
Vamos a ver, todo esto de no tener que ir a la oficina y poder trabajar desde donde estés tiene más interés si hablamos de lugares que estén relativamente lejos de la oficina de la empresa.
Hablar de «trabajar en remoto» si lo hacemos a 200m de la oficina podemos considerarlo como algo relativo.
Existe esa imágen del trabajador con su portátil o su tablet trabajando desde una cafetería, con el lema «trabaja desde cualquier sitio».
Eso está muy bien, pero si dicha cafetería está solamente unos pisos más abajo de donde está la oficina, tiene menos interés.
No digo que no tenga interés, porque puede tenerlo en muchos sentidos, pero en relación a considerarlo un trabajo en remoto, realmente no te está eximiendo de tener que ir al edificio donde está la oficina: sí, pero, a medias.
El interés real está en poder considerar que puedas trabajar desde lugares alejados de la oficina, de tal manera que el trasladarte hasta ella sea un esfuerzo considerable (en tiempo o recursos, o las dos cosas), y se note una mayor lógica (y productividad) si no te trasladas.
Pero, a día de hoy, hay que pensar en unas cuantas comprobaciones infraestructurales (acceso a energía eléctrica y telecomunicaciones suficientes), antes de dar por hecho que se puede adoptar esta manera de trabajar, sin más.