Relativiza tu red de LinkedIn para entenderla.

Relativiza tu red de LinkedIn.
Fotografía de Aidan Hancock

Ya llevas un tiempo usando la red social LinkedIn, y ves que tu presencia en la red parece no aumentar, por mucho que sigues las indicaciones de algunos gurús que te dan todo tipo de recomendaciones para que te conviertas en una superestrella de esta red social.

Y sin embargo, ves cada día cómo otras personas tienen una gran repercusión (al menos, comparadas contigo), y cuando ves sus publicaciones no te parecen tan interesantes como para tener tanto apoyo por parte de los demás usuarios.

¿Qué ocurre aquí? ¿Tiene explicación?

Sí, la tiene, y vamos a hablar de ello en este artículo.

 

Tu nombre y tu titular en tu perfil de LinkedIn son cosas distintas de un mismo conjunto.

Cuando alguien accede a tu perfil, o lo ve en cualquier parte, como puede ser una publicación que hayas hecho, o que alguien te haya mencionado, o recomendado, o lo que sea, se ven 3 elementos:

  1. La fotografía que hayas puesto en tu perfil: normalmente, tu foto.
  2. Tu nombre.
  3. Tu titular.

El titular es esa frase que aparece justo debajo de tu nombre, donde indicas lo que quieras para que se te ubique dentro del mundo profesional.

Lo más habitual (si bien no tiene por qué ser lo más correcto, como explico en mis talleres) es que pongas tu puesto actual, y la empresa en la que trabajas actualmente.

Así, el titular suele ser algo como «Responsable del departamento de (…) en la empresa (…)».

En una red profesional como es LinkedIn, a diferencia de otras redes sociales, el titular tiene una enorme relevancia para la comprensión, por parte de los otros usuarios, de quién eres.

 

Actualizaste tu titular y tu agenda de contactos se transformó.

Voy a pensar en una historia, que bien podría haber sido la tuya (no tiene por qué, pero es una historia habitual, de modo que lo entenderás mejor si te pones en situación).

Estás en situación de desempleo.

En el titular de tu perfil de LinkedIn pone: «En búsqueda activa de empleo», por ejemplo.

Te tomas LinkedIn en serio como medio para aumentar tu visibilidad, y así tener más probabilidades de que algún posible empleador te contacte.

Publicas artículos en los que vuelcas tus conocimientos, y pasan sin pena ni gloria por la red.

Envías invitaciones a muchas personas para que sean parte de tu agenda de contactos, tomándote todo el tiempo necesario para personalizar cada una de las invitaciones, tal cual has leído en las recomendaciones de los expertos en LinkedIn, que tienen miles de contactos y seguidores.

Pero resulta que muy pocos te contestan, y muy pocos aceptan tu invitación.

Sin embargo, por los motivos que sean, al pasar el tiempo consigues un empleo en una gran empresa (no necesariamente un puesto de gran jerarquía, pero sí en una gran empresa).

Actualizas, por tanto, el titular de tu perfil en LinkedIn y pasa de poner «En búsqueda activa de empleo» a poner «(…) manager en la empresa (…)», o «Responsable de (…) en la empresa (…)»», o algo parecido.

Entonces, de la noche a la mañana, empiezas a recibir montones de aceptaciones a aquellas invitaciones que enviaste hace tiempo y que ya ni recordabas.

No solo eso, sino que también te llegan invitaciones a ti, algo que no te ocurría desde hacía mucho tiempo.

Repentinamente, parece que eres alguien en la red.

 

¿Qué ha cambiado en tu perfil de LinkedIn?

Efectivamente, lo estás intuyendo.

Tu nombre sigue siendo el mismo (y tu foto, si es tu foto, poco habrá cambiado), por lo que el motivo de tanto cambio hay que buscarlo en otro sitio: en el titular.

 

No es solo tu agenda, también tus publicaciones.

Es muy probable que veas cómo a partir de entonces, las cosas que publicas en LinkedIn empiezan a tener más relevancia, que la gente las comparte más, que tienen más recomendaciones (el equivalente al «me gusta» de Facebook), y también más comentarios positivos.

 

Analiza lo que ha pasado.

Si vuelves hacia atrás en el tiempo, recuerdas que cuando en ti titular no ponía que trabajas para una gran empresa o que tu puesto no era muy atractivo (como el de «En búsqueda activa de empleo»), los otros usuarios no te aceptaban las invitaciones a conectar, no recomendaban ni compartían tus publicaciones, ni tenías comentarios positivos.

Sin embargo, veías cómo otros usuarios sí que tenían todo ese apoyo sin que sus publicaciones fueran mejores que las tuyas.

¿Puedes recordar qué ponía en los titulares de sus perfiles?

Es muy probable que, en un buen porcentaje de los casos, se tratase de personas que se encontrasen en una situación laboral atrayente para muchos usuarios: que tuvieran un puesto relevante, que trabajasen para una gran empresa, etc.

¿Creías que todos esos que daban al botón de «recomendar» esas publicaciones las habían siquiera leído?

Pues has de saber que, en muchos casos, no era así.

 

No es lo mismo la agenda de contactos de LinkedIn que los amigos de Facebook.

Que Facebook es la red social más utilizada en estos momentos es un hecho, y también que fue la primera en popularizarse de verdad.

Por ello, la terminología de FB tiene una predominancia tal que muchas personas la usan fuera de su contexto.

En Facebook, los otros usuarios te envían invitaciones de «amistad» para ser tus «amigos», y cuando les gusta algo que hayas publicado le dan al botón de «me gusta», que tiene un icono de un pulgar hacia arriba.

Sin embargo, en LinkedIn los otros usuarios te envían invitaciones a «contactar» para ser tus «contactos», y cuando les gusta algo que hayas publicado le dan al botón de «recomendar».

«Me gusta»  (en FB) y «recomendar» (en LinkedIn) pueden considerarse equivalentes.

Sin embargo, las personas que te envían una invitación a contactar en LinkedIn no te hablan de amistad, sino de contactos profesionales.

Por supuesto que puedes tener amigos en LinkedIn, pero se trata de una red profesional.

 

Agenda de nombres o de titulares profesionales.

Por este motivo que acabamos de mencionar (la diferencia entre «amigos» de FB y «contactos» en LinkedIn), también el contenido de tu agenda es diferente.

Hay usuarios que en LinkedIn no tienen una agenda de contactos basada en las personas, sino en sus titulares profesionales.

Piénsalo, es probable que tú también hayas seguido este criterio alguna vez.

Por tanto, no tienen una agenda llena de nombres, sino llena de Directores Comerciales, o de Directores de Marketing, o del puesto que sea.

 

Por que te digo que es útil que relativices tu agenda de contactos de LinkedIn.

Si seguimos con nuestra historia (ésa de la que tú podrías haber sido protagonista), ahora que ya tienes un puesto «cool» en una empresa «cool», cada vez que publicas algo tiene mucho apoyo, cada invitación que envías tiene una aceptación, y si no envías invitaciones, da igual porque te llegan a ti.

Así que has pasado de tener una agenda de varias decenas de contactos a tener una agenda de varios miles de contactos.

Después de lo que hemos comentado, ves la necesidad de relativizar tu agenda.

Para verlo más claro, pensemos que nuestra historia sigue y que, por el motivo que sea, al cabo de un tiempo pierdes tu empleo en esa empresa «cool».

¿Qué piensas que harán esos usuarios que te recibieron con los brazos abiertos cuando vieron que en tu titular profesional ponía que trabajabas en una empresa cool, ahora que tienes que actualizar tu perfil y poner algo menos espectacular?

Para aquellos para los cuales tú no eres tú, sino tu puesto laboral, será la ocasión para volver a cerrarte las puertas.

Solo aquellos para los cuales tú eres tú seguirán tomándote en consideración.

Ahora, la relativización de tu agenda está en la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuántos de los contactos de tu agenda son de los primeros, y cuántos de los segundos?

Es muy, muy pero que muy probable que de todos esos miles de contactos que tienes haya muchos que sean del primer grupo, del que solo veía tu puesto en una empresa.

 

¿Es algo negativo?

No creo que merezca la pena entrar a darle vueltas acerca de si esto que hemos hablado es algo positivo o negativo por parte de LinkedIn.

Es lo que es.

Se trata de una red profesional, y por eso lo habitual es que si alguien vende un producto intente encontrar a quien se encargue de comprar productos como el suyo en la empresa correspondiente.

Si alguien vende bolígrafos, y tú entras a trabajar en una empresa y te dan la potestad y la responsabilidad de gestionar la compra de bolígrafos, es normal que el vendedor de bolígrafos quiera hablar contigo.

Si cambias de trabajo, y en vez de comprar bolígrafos pasas a comprar cafeteras, lo habitual será que el vendedor de bolígrafos ya no te llame más, y que te empiece a llamar el vendedor de cafeteras.

Eso no es impedimento para que, por qué no, acabes entablando amistad con algunos de tus contactos profesionales de LinkedIn, porque son personas, como tú.

Sin embargo, conviene no perder de vista la realidad de la red, para entenderla.

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