Una buena forma de entender los conceptos: empezar por las herramientas.

En general, en cualquier proceso formativo se empieza por entender los conceptos, y después se pasa a hablar de las herramientas que se puedan usar para trabajar con esos conceptos.

Es un camino que hay que recorrer, y puede ser más o menos sinuoso, según cada cual.

 

La atracción de las herramientas.

Si miramos ofertas de empleo, en la descripción de los requisitos suelen aparecer, directamente, herramientas.

Pueden ser herramientas físicas, o pueden ser herramientas informáticas como programas de software.

Todo esto da una especie de esoterismo a los programas, que desde siempre han tenido sobre sí la sospecha de trabajar solos.

Se supone que estamos ya en una era en que hay muchos «nativos digitales», que comprenden mejor el lugar de las herramientas dentro del proceso creativo o del trabajo, pero la realidad no siempre es así.

Si le preguntas a una persona que quiera dedicarse a alguna actividad, te dirá que para conseguir empleo lo que necesita es saber manejar este programa, éste otro y aquel.

De hecho, como te decía, es lo que se pide en las ofertas de empleo muy habitualmente. A ver si te suena: «persona que hable estos idiomas, y que maneje este programa, éste otro y aquel también».

Seguramente, sí, te suena.

 

Las herramientas, sin conceptos, no sirven de mucho.

Lo cierto es que las herramientas sin entender los conceptos no son más que una ilusión.

Parece que se sabe lo que se está haciendo, pero no es así.

Lo que ocurre es que hay un resultado, y suele ser un resultado tangible, que puede incluso ser un buen resultado.

El problema es no controlar de dónde viene, por qué sale ése y no otro resultado.

 

El camino habitual: primero, entender los conceptos, y después, las herramientas.

Reforzando lo que hablábamos antes, el procedimiento a seguir parece que es, lógicamente, explicar y entender los conceptos, y luego pasar a las herramientas.

Es la manera de entender las cosas, de controlar los procesos, de saber lo que se está haciendo, y hacia dónde se va.

 

Ahora, yo te digo: empezar por las herramientas para entender los conceptos es válido.

Eso sí, te aviso de que, en contra de lo que puedas pensar, es un camino mucho, mucho, mucho, mucho más lento que empezar por entender los conceptos.

Me explico.

¿Cuántas veces no has asistido a un curso en el que te han explicado los conceptos, has atendido con interés, has tomado apuntes…?

Después, has pasado a aprender las herramientas, y finalmente lo que te ha quedado grabado es, precisamente, la herramienta.

¿Te ha ocurrido?

Realmente, si ése es el final de la historia, tengo que decirte que ese curso no te ha servido de mucho.

Eso te ha pasado porque, a pesar de tomar apuntes con interés, no has entendido los conceptos.

Y no creas que es algo raro, es muy habitual, porque entender los conceptos así, en frío, es muy difícil.

Generalmente, lo que se crea es una especie de ilusión de comprensión, pero no es comprensión de verdad.

 

El uso de herramientas acaba por requerir de los conceptos.

 

Vale, imagina que te apuntas a un curso y aprendes a usar un programa de tratamiento de imágenes.

Has empezado por una herramienta.

Eres capaz de cambiar un color por otro, de agrandar y empequeñecer imágenes, de mezclar, que aplicar filtros, textos… Muchas cosas.

En una entrevista de trabajo, puedes deslumbrar a tu entrevistador mostrando cómo eres capaz de convertir una imagen en otra completamente distinta…

Esto te gusta. Así que te apuntas a otro curso y aprendes un programa de maquetación.

Ya eres capaz de hacer otro montón de cosas.

De hecho, usas las herramientas de un diseñador (de un cierto tipo de diseñador).

Bien, pues resulta que te contratan para trabajar de diseñador en una empresa, maravillados con el dominio que tienes sobre los programas de software que usan.

Entonces, te piden diseñar una publicación…

Tú preguntas: «¿Qué hago, el texto verde o amarillo?».

Entonces, tu jefe te contesta: «Tú eres el diseñador, haz tú lo que sea indicado para este caso».

¿Entiendes la necesidad de los conceptos ahora?

 

El uso de herramientas genera el interés por entender los conceptos.

Te he puesto un ejemplo en el que se comprende que no se han entendido los conceptos cuando ya es demasiado tarde.

Pero no hace falta llegar a eso.

Si usas las herramientas con interés, acabas por buscarle sentido a lo que estás haciendo, y llegados a este punto, tu interés por los conceptos que mueven lo que estás haciendo es muy grande.

Y no solo tu interés, sino tu capacidad de entender los conceptos.

¿Ves que no es lo mismo que te expliquen los conceptos en ese momento, que cuando te los contaban en frío, al principio?

¿Ves también por qué te decía que es un proceso mucho más lento que entender los conceptos desde el principio?

Claro que sí.

 

Camino iterativo.

Iterar es muy importante en el proceso formativo.

Mucho.

De hecho, te darás cuenta que los especialistas en algún área no hacen ascos a volver a las bases cada cierto tiempo, porque cuando vuelven a las bases ya siendo especialistas, son capaces de entender los conceptos básicos de manera más profunda que cuando los estudiaron por primera vez.

Por tanto, no te estreses si resulta que tu camino para entender algo empieza con los conceptos, sigue con las herramientas, te das cuenta de que no entendiste los conceptos tan bien como pensabas, vuelves a los conceptos, y entonces los entiendes mucho mejor.

Es normal.

De hecho, lo normal es que sea a partir de ese momento cuando encuentres sentido a las herramientas que has estado usando.

Seguiremos hablando de esto en próximos artículos.

Espero que te haya resultado de interés, que te suscribas a la web, y que dejes tu comentario.

Un saludo.

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